miércoles, 7 de enero de 2009

El dolor de un alma blanca


Ella ha sufrido mucho en una existencia que, demasiadas veces, hubiese deseado efímera. Por hechos, por palabras, por vibraciones, sentimientos externos e internos...


Ella hubiese deseado despojarse de las vestiduras de la vida y evaporarse enmedio de un óceano de muerte celestial, pero, en realidad cree que no está preparada para ello.

Siente que le duele todo, le duele el alma, le duele su jóven cuerpo...su etéreo y vaporoso halo se sume en una sigilosa y escondida tristeza oscura en la que nadie -de saber de su existencia- osaría adentrarse.


La noche es su refugio, de alguna manera. Todo lo referente a la noche se transcribe para ella en un universo de refugio, de soledad,...


Pero el amanecer la tortura día trás día...cada vez pierde más su luz, su color...y ha llegado a perder todo el brillo, toda la eséncia se desvanece.


Una avalancha autodestructiva la persigue en cada lágrima, cada grito interno, cada punzada...ella sabe que ha caído demasiadas veces, y que demasiadas veces ha sido pisoteada. Ella sabe que la han hecho caer y que ella sola ha caído en otras ocasiones.


El alma está harta de sangrar, de perder vida en un período tan corto de tiempo, aún le queda tanto por padecer, tanto por aprender, tanto que recordar, tanto por querer olvidar...aún le esperan tormentosas historias por vivir, muchos blues por escuchar...y ya está olvidada en un rincón gris, mirando un ocaso lejano. La melancolía forma parte de ella y la tristeza la persigue por algún motivo.


No sabe porqué.


Pero a veces ella también quiere luchar. A veces cree que debe luchar, no permitir que los pingajos más sucios con los que se ha encontrado puedan calarle lo más mínimo. Ni una rozadura, ni un solo recuerdo. Ella no quiere perder del todo, a veces desea coger con todas sus fuerzas el próximo tren y no quedarse estancada en una estación fantasma donde los trenes no pasan para ella.


Ella a veces piensa que luchará y su intensa supervivencia la harán más fuerte. Ella quiere no dejarse tocar por nadie, y atravesar aquel quién goce algo contra ella. Ella tiene demasiado dolor, la venganza le podría traer graves consecuéncias. El rencor podría matarla del todo y traerle peor suerte.


Pero desde luego, la mariposa negra ha hecho una metamorfosis clandestina e inevitable...y deberá aceptar su nueva naturaleza. Encubierta por una terrible manta de secretos y un corazón cerrado.


Pero ella también tiene dilemas, en un mundo como éste no hay solución perfecta, lo más equitativo es ir hacia donde el viento te lleve. Lo más sensato...es...


Y ella quedó dormida en el banco de la estación de tren fantasma, mientras la noche ya había caído...y la luna menguante iluminaba una noche sin estrellas. El frío empañaba una estación, la estación del alma rota sin camino, la estación de un alma que sufría por cosas muy pequeñas y cosas enormes, sufría por cosas que no conocía y cosas muy lejanas. Sufría por cosas del pasado y del presente, sufría por el futuro de la existencia, sufría por ella y por quiénes quería, sufría en una vida materialmente normal, pero sufría. Sufría por cosas extrañas y cosas menos extrañas. Sufría en una estación donde el frío de la noche diabólica y helada le acompañó.


2 comentarios:

  1. lo que acabas de contar es muy parecido a lo que es mi vida


    besos
    que estes bien
    muak
    =D

    ResponderEliminar
  2. Y a lo que es la vida en general Vanessa, al menos desde cierta perspectiva. Desde la mía EN ÉSTE MOMENTO. GRACIAS por comentar Vanessa, siempre es bueno saber que comentas.

    ResponderEliminar